Pozo de Banfield: un lugar oscuro que comienza a iluminarse de verdad.

Trabajo realizado por los alumnos Cano Cristina, Ganin Yamila, Segovia Esteban, López Jazmín.

En sus paredes aún retumban las voces y los lamentos de quienes fueron y, entre sus tétricos muros, dejaron de ser. Todavía se puede sentir el desgarro y el dolor en la pesadumbre que impregna cada uno de sus pasillos. Es que con sólo pisar el suelo descolorido y dejarse envolver por la construcción gris y ruinosa de “El Pozo” de Banfield, la angustia brota y oprime el pecho.
Aunque no se sepa más que por testigos lo que sucedió allí en los años más oscuros de la última dictadura, la sensación al cruzar la galería y alzar la vista hacia lo alto del edificio -donde permanecen intactos los calabozos que alojaron en condiciones infrahumanas a cientos de detenidos- es desoladora.
De allí su nombre, que si bien se ha atribuido a la imposibilidad de “salir” de quienes “eran chupados” y daban a parar allí, es en realidad una metáfora perfecta del lugar, oscuro y profundo, alejado de todo y oculto para todos aquellos que ni imaginaban el horror que encerraba entre sus paredes descalabradas.

El “pozo de Banfield” está ubicado en la intersección de las calles Siciliano y Vernet de la localidad de Banfield, del partido de Lomas de Zamora (Provincia de Buenos Aires). Allí funcionó la Brigada de investigación de delitos contra la propiedad y seguridad personal, desde Octubre de 1974 hasta Enero de 1977, fecha desde la cual pasaron a tener asiento allí las direcciones (Zona metropolitana) de investigaciones, seguridad e inteligencia de la policía de la provincia de Buenos Aires en el año 1999, se asentó allí la sección “Asuntos judiciales de Lanús” de la policía de la provincia de Buenos Aires. El 30 de Agosto del año 2006 el decreto provincial 2204/06 transfirió- el edificio de la Brigada de Banfield bajo la órbita de la secretaría de Derechos Humanos de la provincia para que sea destinado a un “espacio para la memoria, promoción y defensa de los Derechos Humanos”.

 

De acuerdo a lo investigado por la Asociación de Ex Detenidos-Desaparecidos (AEDD), en este Centro Clandestino de Detención pueden visualizarse tres etapas:

La primera es la obtención de información que desde el ‘74 hasta mediados o fines de 1976, en la cual las personas que estuvieron detenidas manifestaron haber sido interrogadas y en numerosos casos torturadas. Puede decirse que, en un principio, el “Pozo de Banfield” era destinado a obtención de información.

La segunda fue el depósito de prisioneros, con posterioridad, desde fines de 1976 hasta 1978 tenía como función ser depósito de prisioneros provenientes de distintos campos de concentración de la provincia de Buenos Aires, hasta que se adoptara un temperamento definitivo sobre su destino. En la mayoría de los casos era el llamado, en forma eufemística, «traslado», implícitamente exterminio, toda vez que con ello se impedía el conocimiento del posterior destino del detenido. En otros casos, los detenidos-desaparecidos eran llevados a otra dependencia, ya sea “legalizados” -puestos a disposición del Poder Ejecutivo Nacional-, o en forma clandestina.

Y el último período del pozo de Banfield, el hecho de que en este Centro de Detención Clandestino los guardias y personas que se desempeñaban en el lugar se mostraran a cara descubierta, como también, la situación de que no hubiese un control sobre las personas que se encontraban allí secuestradas; y que los secuestrados no fueran interrogados; como el hecho de que muchas de las personas que continúan hasta la fecha como desaparecidas fueron vistas por última vez con vida en ese lugar y la cantidad de “traslados” mencionados por los diversos testigos, da lugar a decir que en su última etapa el “Pozo de Banfield” era un centro de exterminio.

 

El “Pozo de Banfield” como Maternidad Clandestina 

 Una de las características distintivas del “Pozo de Banfield” fue el gran número de embarazadas vistas allí, como así también la cantidad de partos que se produjeron en ese lugar. Embarazadas detenidas en otros establecimientos policiales o militares, eran trasladadas al “Pozo de Banfield” cuando se encontraban a punto de dar a luz.

Las condiciones de detención y el trato hacía ellas no difería en gran medida de las del resto de los detenidos desaparecidos, eran sometidas a golpes, torturas físicas y psicológicas. Durante el período de gestación eran controladas por sus propios compañeros de detención. Pero también por el médico policial Jorge Antonio Bergés, quien como único médico policial dependiente de la Dirección General de Investigaciones circulaba por los diversos Centros Clandestinos ocupándose de la atención médica de los detenidos salvajemente heridos en las torturas y en los operativos de secuestro, como de las revisaciones periódicas de las mujeres embarazadas y la asistencia de sus partos.

Cuando el alumbramiento era inminente, las embarazadas eran conducidas a una sala ubicada en el primer piso que funcionaba como enfermería. Allí, esposadas a una camilla y sin las más mínimas condiciones de asepsia, las mujeres daban a luz entre los insultos de Bergés y el personal de guardia. Inmediatamente después del nacimiento, las parturientas eran obligadas a limpiar la enfermería. Instantes después les arrancaban los hijos de sus brazos con diferentes mentiras y ellas regresaban a la celda sin ellos. En ocasiones, y como parte de la práctica perversa que llevaban a cabo, algunas madres se les hacían llenar papeles o planillas con sus datos personales  y de su familia, o firmar supuestos permisos para bautizar a sus hijos.

Este centro clandestino de detención también era utilizado como «hospital» para la atención de los heridos provenientes de otros centros. Era también Bergés el encargado de la atención médica de los mismos.

Fotos de las embarazadas desaparecidas identificadas que estuvieron detenidas en el CCD:

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Hijos Restituidos:

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Infografía:

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Cuadro

El Martes 16 se llevó a cabo “La jornada por la memoria, verdad y justicia” en el pozo de Banfield, en ese contexto dialogó con la prensa Juana Eva Campero, mujer detenida e hija de desaparecidos.

– Estamos acá con Juana Eva Campero que nos va a contar un poco de porque se realiza este acto. 

– Hoy estamos presentes conmemorando los 38 años de “La noche de los lápices”, acá es donde fueron vistos por última vez con vida, los pibes eran de La Plata, estudiantes de la UES y en la época del terrorismo de Estado fueron secuestrados el 16 de Septiembre todos juntos, luego fueron trasladados a varios centros entre ellos el Pozo de Arana, el Pozo de Quilmes, La comisaría 5°, 6° y 8° de La Plata y por último fueron traídos acá y la idea con esto es mantener viva la memoria, reivindicar la lucha de los compañeros desaparecidos, asesinados, yo soy hija de desaparecidos, también estuve detenida, no acá sino en el campo de Mayo y para nosotros es un día de reflexión.

– Sabe o estima cuantas personas pasaron por este lugar?

– Alrededor de 300 compañeros, 20 eran mujeres embarazadas, 9 bebés nacieron y de esos 9 fueron identificados alrededor de 3, sino me equivoco, todavía muchos de ellos se siguen buscando. Y gracias a las abuelas de plaza de Mayo que han impulsado esta búsqueda, que nos arengan a todos a que hay que continuar

– Y este centro cuando empezó a funcionar?

– Empezó a funcionar con la Triple A, a partir del ’74 y fue cerrado en el 2006 ya que era una brigada de investigación, era como una central zonal.